Mientras el Buda recordaba su viaje a la Budeidad, decia que a lo largo de sus andanzas en la Rueda de la Reencarnación, realizó muchos actos meritorios. Como resultado, sus existencias fueron: felices, deseables, placenteras, encantadoras y entrañables.
Dichoso: lleno de placeres que superaban con creces todos los placeres sensuales.
Deseable: otros envidiaban lo que tenía.
Agradable: estaba satisfecho.
Encantador: era querido y admirado.
Entrañable: era adorado y mimado.
Explicaba además que nosotros también debemos centrarnos en tres tipos de karmas:
Dar: donar generosamente.
Autocontrol: abstenerse de hacer el mal, hacer sólo el bien
Buena voluntad: no albergar ira, tener compasión por todos los seres vivos.
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La gente a menudo me señala que hay muchos casos en los que aquéllos que cometen malas acciones se salen con la suya.
Creo que la mayoría de nosotros realmente no lo creemos porque contradiría la Ley de Causa y Efecto: es decir, si creas mal karma, cosecharás malas consecuencias. Puede parecer que los malhechores tienen resultados deseables, pero su existencia difícilmente puede describirse como dichosa, deseable, placentera, encantadora o entrañable.