Los Budas advirtieron contra la pereza. Dicen que los perezosos son propensos a hacer el mal. Por lo tanto:
1. Debemos educar a nuestros niños y jóvenes para que sean diligentes en lugar de malcriarlos.
2. Los adultos deben dedicarse a realizar esfuerzos que valgan la pena para contribuir a la sociedad.
3.
Las personas mayores no deben simplemente tomárselo con calma,
sintiendo que se lo han ganado. En su lugar, deben buscar oportunidades
para transmitir sus conocimientos tanto a los jóvenes como a los
adultos.
Entonces todos tendremos una mejor oportunidad de tener
una vida significativa y más feliz. En otras palabras, ser vigoroso para
hacer el bien y detener nuestro propio mal es una condición necesaria
para la felicidad, no la autocomplacencia o el egoísmo a expensas de los
demás.