Durante los últimos seis años enseñando Chan y la Tierra Pura, he notado que hay cuatro tipos de personas que acuden a nosotros:
Competente y poco virtuoso
Competente y virtuoso
Incompetente y poco virtuoso
Incompetente y virtuoso.
1. Competentes y poco virtuosos: esta es la mayoría del pueblo. Son inteligentes y tienen bastante éxito en conseguir lo que quieren mientras se salen con la suya tomando atajos y comprometiendo su moral si es necesario.
Se consideran personas de mundo superiores y sofisticadas. Se enorgullecen de poder reconocer el valor y lo que les resulta beneficioso. La vida para ellos es la búsqueda perpetua de fama y/o ganancias. Como de costumbre, toman lo que pueden y se van cuando se presentan mejores oportunidades.
El único problema es que no reconocen el verdadero valor de la cultivación. Como dicen los chinos: “llegaron al tesoro escondido y se fueron con las manos vacías”. El hecho más lamentable es que no son felices debido a su miedo abrumador al fracaso.
Si hubieran perseverado a pesar de no haber pasado las pruebas, se habrían vuelto
2. Competentes y virtuosos: estos individuos son bastante notables. Soportaron pacientemente las pruebas que se les presentaron y lograron aguantar sin darse por vencidos.
Por ejemplo, deseamos apoyar a aquellas personas han dejado el hogar y que sinceramente desean aprender a cultivarse. Por eso tratamos de crear un entorno para los cultivadores: deben concentrarse únicamente en el cultivo sin preocuparse por el alquiler, el dinero de bolsillo y las necesidades básicas. El templo, aunque es bastante pequeño, no realiza actividades comerciales como vender comida o pedir apoyo financiero (como actividades de recaudación de fondos). Vivimos modestamente y aprendemos a arreglárnoslas con el apoyo que merecemos para nuestra cultivación. Para las personas recién llegadas que dejaron la vida de hogar, deben pasar por al menos dos meses de período de prueba antes de ser aceptados formalmente en nuestra orden. Créame, ¡son dos largos meses también para los residentes actuales!
En cuanto a los laicos, estamos muy orgullosos de ellos y los apreciamos mucho. Aprenden a ser mejores padres y madres, hermanos y hermanas, hijos e hijas, vecinos y miembros de la comunidad. Se vuelven más filiales, agradables y confiables. Se trata de individuos superiores que son los verdaderos pilares de nuestra sociedad.
3. Incompetentes y poco virtuosos: esto representa a la mayoría de los que sólo vienen al templo con la esperanza de sacar algo de la nada.
Algunos acuden a nosotros llorando por familiares que padecen enfermedades debilitantes y no tienen a quién acudir en busca de ayuda. Algunos vienen buscando un milagro que haga que sus problemas desaparezcan para poder seguir creando ofensas.
Cuando se les dice que necesitan hacer cambios y que pueden ocurrir milagros si son lo suficientemente sinceros, no pueden manifestar la fe. O tal vez simplemente no les funcione porque necesitan cambiar sus costumbres. Además, ¿no se supone que las personas que han dejado el hogar, como nosotros, somos las virtuosas que practican la donación incondicional?
Tienen toda la razón: practicamos la donación incondicional a los virtuosos.
Se los puede ver a una milla de distancia. Puede que conduzcan un Mercedes, pero tienen un aspecto inseguro, tal vez porque en el fondo saben que la gente los desaprueba. Están muy descontentos porque no se sienten bienvenidos en todas partes. No se les puede ayudar.
4. Incompetentes y virtuosos: estas personas tienen potencial. Se necesita más tiempo para enseñarles, pero con el tiempo florecen y desarrollan su sabiduría.
En secreto, son bastante críticos con los demás, especialmente con las personas que dejaron la vida de hogar, a quienes exigen normas morales bastante estrictas y elevadas.
Una vez que están convencidos de que estamos a la altura de sus estándares, todavía les lleva años manifestar la fe.
Por cierto, la mayoría de las personas que dejaron la vida de hogar entran en esta categoría. Si tienen fe y se concentran en la cultivación, pueden alcanzar frutos sabios. Esto es lo que tiene de especial el programa budista de formación para dejar el hogar (puertas del Dharma).
Los laicos que logran quedarse, TODOS se vuelven más sanos y más sabios. También se vuelven más competentes.
Sobre todo, ha sido una experiencia de aprendizaje fascinante para mí.
La pregunta obvia es: ¿cuál prefiero?
La respuesta es… Ninguna de las anteriores.
¿Por qué?
Dígame por qué merece que le ayuden.